sábado, 28 de diciembre de 2019

Repaso del año 2018: nieve y AXA

El año comenzó de un blanco precioso, viendo por primera vez la nieve y sin ni siquiera tener que ir hasta ella. ¡Bastaba con salir fuera de mi casa o del trabajo para ver todo nevado! Para un chico de Badajoz, aquello era algo que jamás había podido imaginar. Eso sí, menudo frío y cómo resbalaba el suelo y lo sucio que se ponía todo cerca de las carreteras.



En marzo me tocó dejar el proyecto de FCC en el que había estado 6 meses ya trabajando y me tocaba ir a cliente, a AXA más concretamente. Este cambio inicialmente lo temía bastante, pues me acaba de mudar a Alcobendas para no tardar una hora en llegar al curro todos los días y con esto volvería otra vez a tardar casi una hora en llegar. Pero lo peor no era eso, lo peor era que iba a un proyecto en el que se iba todo el equipo y me quedaba solamente yo al mando. ¿Yo? ¿Con 6 meses de experiencia? No me veía capaz, más después de ver cómo en la entrevista de trabajo me vendían como un experto en todo.


Sin embargo, a pesar de que fue duro inicialmente, me vi obligado a aprender mucho por mi cuenta para sacar adelante el proyecto y fue una experiencia que me encantó vivir. Durante los siguientes meses me pondrían a varios compañeros de equipo que no durarían apenas: Víctor (durante abril y mayo), Violeta (durante agosto, septiembre y octubre) y Andrés (durante noviembre y parte de diciembre). Nadie aguantaba en el proyecto salvo yo, lo cual me hacía sentir mejor.


En cada despedida que hacíamos íbamos al Goiko, el sitio en el que tienen las mejores hamburguesas para mi gusto. No lo conocía hasta este año, pero se acabaría volviendo en un habitual por la gran cantidad de despedidas que tendríamos que hacer a la gente que abandonaba el proyecto. Una de mis favoritas es la M30, exclusiva de la comunidad de Madrid. ¡Y qué buenísimo que está el Frozen de postre!



Eso sí, a la hamburguesería a la que más íbamos era el Burger King, donde además seguíamos teniendo cada mes el Burger HacKING, que ahora se había visto ampliado a Nintendo Switch y PSVita. Este evento duró solamente hasta mayo, mes en el que aprovecharon que estaba distraído para quitarme mi bolsito con todas mis consolas y algunos de mis juegos. El valor económico rondaba los 800€, pero lo más valioso eran mis partidas... Ahí estaban todos mis Pokémon de toda mi vida... Y una enorme cantidad de horas jugadas al Zelda: Breath of the Wild por ejemplo. Ahí estaban todas las cartas que nos mandábamos Helena y yo en la 3DS, el pueblo de Animal Crossing en el que habíamos pasado tanto tiempo... Todo esto se había perdido. Comprar de nuevo todo lo que había perdido no me costó mucho, incluso menos de esos 800€ buscando buenas ofertas. Pero aquellos datos de toda mi vida jamás los podré recuperar.

Este año además volví a ver el musical de El rey león, para darle esa pequeña sorpresa a Taila por su cumpleaños. Y a cambio ella me acompañó a un concierto de Los 40 pese a que ella no es mucho de conciertos. En aquel concierto pude ver en persona por primera vez a Belinda, mi amor platónico de la infancia y al que muchas veces soñaba con poder llegar a conocer.

A finales de año pasaron un par de hechos importantes, el primero de ellos que vendí mi coche. Esto lo hice porque desde que me mudé a Alcobendas ya apenas lo usaba, y para colmo me estaban destrozando el coche (lo último fue un retrovisor). Tener el coche me estaba suponiendo un gasto importante y no me aportaba nada, más teniendo ahora coches de alquiler eléctricos como Zity o Wible. Así que mi objetivo era vender el coche antes de que empezase 2020 y tuviese que pagar más por el coche. Esto lo hice además por sugerencia de mi madre, que era quien me había regalado el coche tiempo atrás por mi cumpleaños junto a mi abuela.

Una vez vendí el coche por 3000€ entendí bien por qué mi madre me había sugerido que lo hiciese, me pidió que le diese el dinero a ella... Y así lo hice para evitar tener más discusiones. Yo tenía pensado usar ese dinero para ir a Japón, pero el viaje a Japón tendría que esperar un poco más. No quería tener que "deberle" nada a mi madre.

El segundo hecho destacado del final de este año sería que desvirtualicé a Desi, la amiga de Patri, después de tantísimos años (desde 2011). Nunca había sucedido por A o por B a pesar de que en muchas ocasiones habíamos estado cerca. Y cuando por fin sucedió, la verdad es que la cosa no fue como esperaba. Fue breve, se notó que no estaba cómoda y se fue con una mala excusa.

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