Hoy tenía demo en AXA, hacía tanto tiempo de la última que apenas recordaba cómo ir. La demo no estaba todo lo bien preparada que podría, y para colmo me tocaba hacer demo de algo que no había desarrollado yo por la marcha de Tino del equipo. Pero todo fue bien, demasiado bien, de las mejores demos que recuerdo en mucho tiempo. Para celebrarlo hicimos lo que hacemos después de todas las demos, aunque esta vez fuimos bendecidos con la mejor de las tortillas de queso de cabra y cebolla caramelizada que habíamos probado nunca. Esa fue mi comida, lo suficiente como para aguantar hasta las 5 de la tarde que tocaba ir al centro de Madrid porque en Gran Vía celebraban el año nuevo regalando Bubble Waffles. Estuvo bien el evento, podías disfrazarte de chino, subías una foto a Instagram con un hashtag y te regalaban el waffle que no era el mejor del mundo (muy poca cosa) pero era gratis.
Después de eso, tocaba volver a casa a viciar a la Switch, más concretamente al Zelda Breath of the Wild, y es que hacía demasiado frío en la calle y cualquiera aguantaba,
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